Candy acababa de experimentar la pérdida de un ser querido y comenzó a plantearse su vida, a pensar sobre la muerte y a reflexionar sobre el hecho de que generalmente solemos olvidarnos de las cosas importantes de la vida y también de nuestros verdaderos deseos.
Con esto en mente, Candy localizó un edificio abandonado en su ciudad, Nueva Orleans, pintó una de sus fachadas con pintura de pizarra negra y escribió, con unas plantillas que ella misma había creado en casa, la frase “Before I die I want to...” (antes de morir yo quiero…)
Además, no se olvidó de solicitar el correspondiente permiso de apropiación…
… y de dejar tizas de colores.
Candy quería hacer reflexionar a sus vecinos y ya de paso, averiguar cuáles eran las cosas importantes de la vida, los sueños de las personas. Este fue el resultado del mural terminado.
Sorprendentemente la gente comenzó a animarse a escribir, sin que nadie se lo pidiera directamente.
Y más…
… y más.
Las personas comenzaron a escribir cosas como “bailar rápido”, “aprender francés”, ”planta un árbol”, “abrazarla una vez más”,…
… “seguir los sueños de cuando era niño”, “encontrar el amor”,… Hasta que la pared se llenó de los deseos de todas esas personas desconocidas para Candy.
Este proyecto, ha terminado llevándose a cabo en más de 20 países y en más de10 idiomas.
La idea es hacernos parar por unos segundos para replantearnos nuestros sueños, nuestros deseos y nuestros valores.
Before I die I want to…
Visto en: El tornillo que te falta